Es lamentable la situación de todas las minorías perseguidas del planeta. Simultáneamente al catastrófico éxodo de cristianos iraquíes, hay un sufrimiento inimaginable en Siria y en Palestina. No importa de qué religión sean quienes son sometidos a persecuciones, abusos o exterminios, el mundo debe levantar la voz con la misma intensidad y el puño de la paz debe proteger a todos por igual. Lamentablemente esto no sucede.
Cuando vemos las noticias acerca de los cristianos de Siria, Irán o de Irak, podríamos pensar en muchas cosas menos en su historia milenaria. El cristianismo en Irán, por ejemplo, existe mucho antes que el Islam.
Pocos cristianos saben que esta iglesia que es perseguida tan brutalmente hoy en día, ha sido, en realidad, la más perseguida de toda la cristiandad, como veremos a continuación. Una y otra vez el cristianismo asirio ha sido masacrado y perseguido. Una y otra vez ha sido acusado de traicionar a sus hermanos musulmanes apoyando invasiones.
En la Biblia encontramos que durante el acontecimiento llamado “Pentecostés” fueron impactados por el mensaje del Evangelio “Partos, medos, elamitas…” (Hch. 2:9), quienes fueron, con mucha probabilidad, los primeros habitantes del actual Irán en conocer el mensaje cristiano. La tradición añade que el Apóstol Tomás predicó entre los Partos, mientras iba camino a la India y que sus discípulos evangelizaron Mesopotamia y Persia.
Ni judíos ni cristianos deben olvidar que Persia (Irán) ocupa un lugar muy importante en el desarrollo histórico de ambas religiones. Fue justamente el Rey Ciro el Grande quien liberó a los judíos de un terrible exilio forzoso impuesto por Nabucodonosor. Los persas dieron todas las libertades a los judíos. Podían practicar su fe, vivir en paz y libertad y bajo los auspicios de Ciro pudieron reconstruir el Templo para su Dios en Jerusalén. Los libros de Isaías, Daniel, Nehemías, Crónicas y Ester nos relatan la vida de los judíos en Persia. Las comunidades judías que permanecieron en Persia fueron, probablemente, los primeros destinatarios del mensaje cristiano que llegaba desde Palestina.
Cuando los musulmanes llegan a Persia (Irán), en la segunda mitad del siglo VII, reconocieron a los cristianos como ¨gente del libro” y se les permitió practicar libremente su fe. Este fue el periodo de oro del cristianismo en el área. El patriarcado se ubicó en Bagdad (Irak). Fue tan buena esta época que la iglesia asiria se expandió desde Irak, Irán y Siria, hasta China.
Pero todo cambió cuando los mongoles conquistaron Bagdad. En el ejército mongol habían muchos cristianos nestorianos, lo que hizo que los cristianos favorecieran la invasión. Esto provocó que cuando los mamelucos vencieron a los mongoles, los cristianos fueron perseguidos por haber sido aliados de los conquistadores. Ahora eran vistos como traidores. Fueron masacrados y expulsados. Durante la invasión de Tamerlán los cristianos fueron prácticamente exterminados. La iglesia asiria entró entonces en un periodo de decadencia, hacia el siglo XIV, del cual nunca logró recuperarse.
A comienzos del siglo XX los cristianos eran unos cuantos miles, refugiados en montañas de Turquía, Irak e Irán. Durante la Primera Guerra Mundial, los cristianos eran vistos como aliados de Rusia, por lo que fueron, nuevamente, masacrados por las tropas kurdas y turcas.
En Irak, al final del mandato británico, sobrevino una nueva matanza en el año 1933 porque fueron, nuevamente, acusados de favorecer a los invasores, esta vez a los británicos. Fue tan brutal la matanza que la sede de la iglesia asiria tuvo que trasladarse, a partir de 1940, a Morton Grove (Illinois) y luego a Chicago.
Cuando Saddam Hussein llega al poder en Irak reconoció el gran aporte cultural que los cristianos habían dado a su pueblo (durante mucho tiempo los cristianos fueron mayoría en Irak), por ejemplo, de cien obras de Galeno traducidas al árabe en la Edad Media, noventa y seis lo fueron a manos de cristianos del actual Irak. También contribuyeron en la arquitectura, medicina, y desarrollo económico de la región. Se sabe que el Vice Primer Ministro y Ministro de Exteriores de Saddam Hussein era el cristiano armenio Tariq Aziz.
Una vez más, después de la primera Guerra del Golfo (1991) los cristianos fueron perseguidos, acusados de aliarse con los invasores. Muchos fueron asesinados, junto a los kurdos, al norte del país. En la mente de muchos musulmanes iraquíes, se instaló la idea de que los cristianos representan a los “Cruzados” anti islámicos de Occidente que vinieron a bombardear e invadir Irak. Esta imagen se terminó de solidificar tras la Segunda Guerra del Golfo en 2003. Durante los años siguientes la situación de los cristianos en Irak ha ido de mal en peor.
Hoy vemos un doloroso éxodo de seres humanos que huyen despojados de dignidad. Perseguidos por un ejército radical que fue apoyado, en sus inicios, por las potencias Occidentales. Pero no debemos confundir. El Islam tiene unos 2,038 millones de adeptos, es la segunda religión más grande del planeta solo superada por el cristianismo (2,300 millones de adeptos). Y como sabemos que no todos los cristianos son iguales, ni todos son radicales, ni mucho menos, criminales, tampoco debemos pensar que todos los musulmanes son radicales o desean la aniquilación de cristianos o judíos. La gran mayoría son personas pacíficas y de bien.
Es esa minoría radical la responsable de esta nueva masacre contra los cristianos más perseguidos de la historia. Un cristianismo que ha sabido sobrevivir a pesar de todas las dificultades y hostilidades. Su fe se ha conservado, ha sobrevivido la fe.
Un excelente panorama histórico, y una triste realidad que nos abofetea. Tanto hace que somos como somos, y la humanidad se empeña en ignorar esos problemas, o acomodarlos según quien lo viva