Ahí dentro se libra una guerra las 24 horas del día, todos los días del año, todos los años. ¿Cuántas veces pasamos al frente y no escuchamos el fragor de la batalla?
Hay mucho ruido ahí afuera. Motores, pitos, gritos. La calle grita más fuerte que los niños.
Cada vez que pasemos al frente, debemos hacer silencio, aquietar la mente y el corazón, y lanzar una granada de fe, una bomba atómica de esperanza.
La lucha es de todos.