Una idea que suena y resuena, con ecos ya generacionales es la de que la Biblia es un libro machista, que ensombrece la figura de la mujer o que la margina completamente. Hoy quiero retar esa idea e intentar exculpar al texto bíblico inculpando de semejante atentado machista a los traductores (antiguos y modernos).
Ya muchos estudios han revelado la existencia de mujeres escribas en muchas épocas e imperios antiguos. Por ejemplo en el imperio babilónico antiguo. También se conoce la profusa colección de misivas de autoría femenina en los archivos de Mari. O el caso de Enheduanna, hija de Sargón de Akkad, quien escribió una gran colección de himnos sumerios.
Teniendo esto como plataforma, es de suponer que la Biblia posea también escritos de autoría femenina, y los tiene. Sin embargo las diferentes traducciones han ensombrecido el texto, encubriendo la autoría femenina de muchos pasajes. Hoy quisiera notar únicamente dos de ellos: Los Salmos 16 y 131. Vale decir que muchos textos del Antiguo Testamento muestran una clara equiparación ente hombres y mujeres, entre lo masculino y lo femenino. Son versículos que contienen, en forma quiástica, un elemento masculino y otro femenino, por ejemplo Isaías 49:22 b.
Traerán en brazos a tus hijos (m)
Tus hijas (f) serán traídas en hombros.
En el caso de los salmos, existe un encabezamiento (casi todos los salmos contienen un encabezado o título) que no se traduce: `alamot. Este no es un indicativo de un ritmo musical, sino que indica que este salmo ha de ser cantado únicamente por mujeres.
El salmo 16 se inicia con un verbo hebreo en femenino (elemento pasado por alto en las traducciones) «Dices» (` amart), que inequívocamente denota que quien habla es una mujer. El salmo adquiere un sentido más profundo si se lee en los labios de una mujer. Sus palabras son las de una novia o reina a su señor o marido:
«Mi Señor/eres mi bien/nadie más que tú»,»Tú eres el regalo de mi dote y mi copa».
Y el remate nos lleva, de una forma casi pictórica, al lecho nupcial:
«…Hasta en la noche mi cuerpo me advierte» (v8b), «El está a mi derecha, no tendré miedo» (v9b), «En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre» (v. 11bc).
El Salmo 131 es uno de los más cortos. También escrito por una mujer. Es una mujer la que habla diciendo:
«Como un bebé a la espalda de su madre/yo misma como el bebé que llevo a mi espalda» (v2bc).
La traducción literal nos lleva a los labios de una mujer, ni aún hoy es tan común ver a un hombre cargando a un bebé, mucho menos en la antigüedad. Quien habla, indudablemente es una mujer. Aún hay muchas cosas por descubrir y desentrañar de las sombras de los traductores bíblicos, sobre todo en temas relativos a la mujer.
Has mencionado un aspecto clave que debería ser uno de los puntos de partida esenciales para la discusión en torno al tema (si la Biblia es machista o no), siempre presente: quizás el problema sea la traducción.
Realmente conozco muy poco la filología hebrea (y se que los idiomas antiguos tenían complejidades adicionales a las que tienen las lenguas modernas) y creo que la lengua española -como todas las romances- es sexista, por eso no me cuesta aceptar tu hipótesis en torno al tema de la traducción, en particular de los idiomas antiguos en que fue escrita la Biblia (y me inclino a pensar que el hebreo en específico) hacia el español.
No lo había analizado desde esa perspectiva antes (pues consideraba que la Biblia era machista por haberse escrito en un contexto patriarcal) pero esto que proponés tiene mucho sentido, en particular para quienes creemos que el lenguaje construye sociedad y construye cultura.
Bueno, no se le puede pedir mucho progresismo a un libro de la edad de bronce.