Hay noches de insomnio que las dedico a contemplarte. La tibia iluminación de tu cuarto, la lámpara que proyecta la vía láctea en el techo, tu respiración cada día más larga y profunda. A esa respiración la recuerdo débil y entrecortada, con síncopas vertiginosas entre aquélla cánula vital. Pero esos eran otros tiempos. Hoy te miro y veo tu paz, creo ver una paz que se sabe lograda con esfuerzo. Esa manera que tenés de disfrutar tu cunita lo dice todo.
Hay noches insomnes que te miro en tu paz y se me llenan los ojos de tormenta. Mientras observo tu pijama de barcos un flash te viste con una bata azul, una insignia con tres letras HNN impresa en el pecho. Son premoniciones irreverentes (aunque no sé si más bien serán fotos pretéritas).
Te veo y, ahora, noto una aguja azul o blanca en tu brazo. A ella se le une una diminuta manguera y una tabla que has aprendido a morder.
Te miro pero esa respiración de mar calmo se torna en lucha o cabalgata. El murmullo se hace retumbo y ya tus ojos no están cerrados en tu cuna. Estás alerta, observando, escuchando, vigilando. Es el son de la lucha, es la marcha de batalla, es el himno del rito que ya sabemos.
Un par de máquinas nos acompañan ahora, nos hablan toda la noche sin parar. A veces se exasperan y nos gritan, nos ponen los nervios de punta aunque procuramos ignorarlas.
Hoy es una noche de esas. No lo puedo evitar. Te observo y sé con certeza lo que ahora ignorás. Y te susurro que disfrutés estas horas de descanso, tu cobija y tu libertad.
Te miro como sólo yo te puedo ver, como solo tu papá te observa.
Y oro.
Es lo más valioso que te puedo dar.
Mi fe.
Cuando no puedo darte una niñez sin hospital.
Cuando nada está en mis manos, todo está en mi esperanza.
Has hecho que mis ojos se llenen de lágrimas con tan bellas palabras amigo. No cabe duda de que Santi al igual que tu es un guerrero y tengo la firme convicción de que su marcha no será como la de muchos de nosotros, será inigualable.
Los quiero mucho. Les mando un fuerte abrazo y mis mejores deseos a los tres.
Muchas gracias Memo por tus palabras, también nosotros te queremos mucho y te enviamos un abrazo de vuelta hasta allá.
Que lindo Memo, muchas gracias!!!
Mi amor… me has hecho llorar! A veces creemos que nadie puede entender lo que vivimos… y lo sigo creyendo… Ningun papa que no ha pasado por esto, sabe lo que es! Pero esta paz que vemos cuando duerme en su cunita, tampoco la pueden comprender…
Gracias por este testimonio que Dios los bendiga y les de fortaleza siempre a los 3! Sabemos que Santi es un campeón hijito de Dios