– ¿Qué tiene de malo bailar?-Pregunta un joven.
-Bailar no tiene nada de malo-responde el pastor. Y hasta ahí la respuesta es correcta. Sin embargo continúa:
-Lo malo es dónde y con quién. En muchos de los lugares donde se baila vas a estar expuesto a ver muchas cosas como droga, infidelidades etc.
Me pregunto si no verá droga en el barrio, en la escuela, colegio o universidad. Me pregunto si la infidelidad solo se ve en esos «antros de perdición» y no se ve en casa, en la Televisión o entre los amigos. La respuesta del pastor no puede ser más reduccionista, legalista. Su respuesta implicaría dejar de asistir a la Universidad, por ejemplo.
Olvida lo que NO dice la Biblia y evade lo que SI dice. En primer lugar la Biblia nunca dice que el baile es pecado, ni que las fiestas con personas disfrutando mientras bailan conlleven algún tipo de peligro o pecaminosidad, todo lo contrario (Salmo 30:11, Jueces 21:21, Eclesiastés 3:4, Jeremías 31:13), En segundo lugar, lo que sí dice es que nada, absolutamente nada que ocurra fuera de nuestro corazón, puede contaminarnos.
Marcos 7:15: Nada hay fuera del hombre que entrando en él, le pueda contaminar, mas lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.
Este concepto es repetido una y otra vez por Jesús y es aplicable también a lo que ingerimos. Es evidente que lo que comemos puede perjudicarnos físicamente y llevarnos a prácticas no sanas de vivir. Pero el reduccionismo legalista vuelve a proclamar con ligereza que, por ejemplo, tomar un cerveza es pecado. Jesús replica:
Mateo 15:17-20 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la letrina? Mas lo que sale de la boca, del mismo corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos: muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, maledicencias. Estas cosas son las que contaminan al hombre.
También es frecuente escuchar razonamientos reduccionistas tales como: «Es porque muchas personas pueden tener problemas con el alcohol…» Este planteamiento implicaría que nadie tenga pareja, ya que muchos tienen problema con la infidelidad; que nadie coma, porque muchos pecan de glotonería (Lc. 21:34); que nadie compre con una tarjeta de crédito, no sea que los compradores compulsivos y los que viven en un círculo de endeudamiento caigan en tentación… y así podríamos seguir.
La Biblia sí nos advierte que emborracharse está mal, al igual que la glotonería y otras conductas desenfrenadas. Pero confundir ¨borrachera» con el acto de tomar una copa de vino o una cerveza es una gran equivocación, al igual que equiparar glotonería con almorzar.
Romanos 13:13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencias y envidia.
Gálatas 5:21 …envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
Así es Jose, y es por este legalismo que muchos nos alejamos en su momento de las Iglesias. Creo que algunas iglesias dan esa imagen de «yo sé lo que es correcto» para tener «poder» sobre aquellos que «no lo saben». Ojalá más gente encuentre que una relación con Dios tiene que ver con lo que hay en cada uno de sus corazones.
No me considero una persona legalista, entiendo el punto perfectamente al decir que la Biblia no indica expresamente que el bailar sea pecaminoso. Sin embargo, de manera objetiva debo discrepar de la forma en que Jose utiliza los versículos de Salmo 30:11 – este pasaje se refiere a David danzando/bailando en celebración en acción de gracias al Señor (ver pasajes subsiguientes)-, Jueces 21:21 – el vesículo 19 dice que se llevaba a cabo la fiesta del Señor en Siló, es decir era una fiesta en celebración al Señor-. y Jeremías 31: 13 se refiere a una celebración que estaba haciendo el pueblo de Israel por haber recibido los dones del Señor (ver versículo 12 del mismo capítulo). Mi ánimo no es criticar el artículo, en algunos puntos como el de la justificación pastoral es verdad, pero sacar versículos bíblicos sin indicar que la fiesta o conmemoración era en honor a Dios, es dejar en un vacío bíblico-contextual a los lectores porque da la sensación de que los versículos se refieren a las fiestas en general. Saludos.
Muchas gracias Milena, tu comentario abre un diálogo hermenéutico. Hablamos en el artículo de la aprobación de la Biblia al baile en general, sea este expresado en una fiesta sagrada como en una celebración por reacción al gozo, como lo es precisamente el caso del Salmo 30, donde el que baila lo hace de pura felicidad por haber sido librado de la muerte. En hebreo se usa la palabra «hag» para diferenciar las festividades o peregrinaciones sagradas de las no sagradas. El caso de Jueces 21:21 es muy pintoresco, ya que en esta celebración lo que se hace es buscar pareja. Si leemos con detenimiento el contexto desde el verso 8. Creo que aún hoy, hacer una fiesta donde salgan primero las jóvenes a bailar para que los jóvenes tomen cada uno a una para ellos sería mal visto. Ese es el contexto de la mención de Jueces. Por su lado Jeremías se refiere a la reacción de todo un pueblo que sale del dolor, de la opresión y de la humillación. Se restaura Benjamín y Judá y el pueblo hace fiesta.
Como vemos, los versículos están interpretados adecuadamente en el artículo.
Quisiera agregar dos puntos a la discusión desde una perspectiva de una persona legalista en recuperación:
Por un lado, creo que el análisis eisegético (analizar un texto más allá de lo textual) que presenta Jose es acertado: ¿Cómo se entiende, desde el texto bíblico -y por ende desde el contexto social de la época- un tema como el del baile (que es mucho más antiguo que el texto sagrado)?
Por otro lado, en los ejemplos mencionados de Salmos, Jueces y Jeremías conviene tomar un aspecto en cuenta a la hora de hacer la exégesis o interpretación del texto: En el contexto judío no existía la dualidad de religión (vida consagrada) y mundo seglar (vida en general) porque ser una persona judía (incluso en nuestros días) implicaba identificarse con un pueblo en su totalidad cultural cuya religión era un componente integral.
Por eso resulta muy complejo dividir la vida en secular y seglar (eso fue una herencia de la filosofía griega en la cultura occidental), es decir, no veo necesariamente un vacío exegético en la interpretación porque cuando hacemos el análisis lingüístico nos damos cuenta que el autor del texto bíblico está haciendo referencia a lo que hoy llamaríamos «bailar» (¡aunque no el mismo tipo de baile!).
En el mundo judío antiguo se bailaba por la bendición de Dios pero también por la alegría, por la emoción de un nuevo hijo o la reconciliación de pueblos hermanos y también cuando se hacían ofrendas ante el altar o cuando se contraían nupcias, o sea, para la persona judía -y esto es algo que siempre me ha llamado la atención- el baile era una expresión muy espontánea en la vida (incluido aquello que iba en honor a Dios).
Para el pueblo judío el baile no era exclusivo para las fiestas o peregrinaciones sagradas («hag»), era una expresión cultural de lo más normal (como ya también lo ha comprobado la ciencia que ha estudiado el fenómeno «danza/baile»).
Curiosamente -y creo que desde una influencia puramente helenística- las congregaciones hoy hacen diferencia entre «baile» (el mundano, el que incluye desde los movimientos espasmódicos del reguetón hasta los brinquillos del swing criollo tico) y «danza» (pero no la danza artística porque esa, en algunos casos que me ha tocado escuchar, también es pecado).
Así, con el paso del tiempo se hizo la diferencia entre «baile» (pecaminoso) y «danza» (santa) aunque los dos tienen exactamente el mismo origen… pero eso es otro tema.
Cris, estás agregando valiosos elementos al diálogo. Los valoro y los celebro. Para los hebreos el baile era parte de su forma de expresar emociones, cualquiera que fuera esa emoción. La Biblia hace una contraposición directa entre lamento y baile, siendo el baile todo lo contrario a estar triste. No califica si solo se puede ser feliz en una celebración cultual, solo dice que cuando se es feliz, se baila. Por otro lado, vale notar que en los textos citados no se encuentra ninguna de las celebraciones sagradas del judaísmo. Este dato excluye por completo la idea de que eran fiestas dedicadas únicamente al Señor.
By the way, yo bailo de vez en cuando porque no lo considero pecado, pero no con base en los versículos expuestos. 😀
Las añadiduras de tu interpretación no cambian en ninguna manera lo que yo he explicado. Sin embargo, a manera de aclaración, las fiestas oficiales del pueblo hebreo, las que están dispuestas en el Pentateuco, las prescritas por la ley mosaica no están presentes en ninguno de los pasajes. Esto hace que esos bailes estén fuera de su calendario de festividades oficiales. Sus actos se pueden enmarcar en una vida de agradecimiento a Dios. Una vez más, creo que los textos están hermenéuticamente bien utilizados. La Biblia hace una contraposición directa entre lamento y baile, siendo el baile todo lo contrario a estar triste. No califica si solo se puede ser feliz en una celebración cultual, solo dice que cuando se es feliz, se baila. Por otro lado, vale notar que en los textos citados no se encuentra ninguna de las celebraciones sagradas del judaísmo. Este dato excluye por completo la idea de que eran fiestas dedicadas únicamente al Señor.
Leyendo de nuevo los comentarios, noto que Milena excluyó de sus notas la referencia a Eclesiastés 3:4, en la que se nos instruye que hay tiempo para todo, incluido el baile. El texto no clasifica el baile en sagrado o profano, solo dice que hay tiempo para bailar.
Un saludo
JP
Buenas noches. He llegado a este blog y me gusta. Aprecio su deseo de ser un cristiano conforme a la palabra de Dios, y solamente a la palabra de Dios.
Cuando hay valores absolutos, la letra de mucha de la musica que se escucha ofende la dignidad humana («todo en este mundo es bello excepto cuando olvidamos el alto destino de nuestro ser y la propia dignidad humana» Chejov).
He sido cristiana por casi treinta años y he visto como los limites se han ido diluyendo. Entiendo perfectamente el deseo de vivir plenamente el cristianismo, sin contaminación religiosa, pero me gustaria ofrecerles lo que me han dado los años que llevo encima:
He visto como jóvenes «logran» el permiso de sus padres para celebrar una fiesta de 15 años. Los padres conocedores de la Biblia dan el permiso porque no es «pecado» y no quieren ser «legalistas»; eso si, acuerdan observar estrictamente la musica que se escuchará. Ya en el calor de la fiesta, el DJ escucha las peticiones de los jóvenes… los padres en algún momento intentan controlar la situación pero es imposible sin hacer casi el ridiculo…
Al final de la noche la musica que se escuchaba tenia un contenido que- si somos honestos- contradecia todo lo que se habia predicado en una ceremonia previa: la pureza y la santidad.
Hay musica que por convicción no deberiamos de consumir (escuchandola, cantandola, bailandola…) pero si a nosotros los adultos nos cuesta, mucho mas a los jóvenes- a los que les corresponde continuar preservando el mensaje de Dios.
Luego, 10 años despues, a esos jóvenes de hogares en los que se conoce a Dios y su palabra los he visto bailando el «perreo», con «tragos suaves» en las manos… y me he preguntado: ¿habremos sido padres/ adultos ingenuos al creer que nuestros hijos iban a llegar hasta donde nosotros creiamos que era la frontera?. Ahora, para ellos la frontera es otra, un paso mas alla….
¿Que hacer? cada quien sabrá…
Eso si, el estandar de Dios es alto.
Creo que todos estamos de acuerdo que Dios quiere nuestro corazón antes que nuestros ritos. Los ritos que nacen del mas puro deseo/convicción de mostrarle nuestra reverencia a DIos son para mi la materialización del concepto de Belleza,sacuden el alma, tanto mas la enriquecen. Habrá sido bellisimo presenciar los ritos en el tiempo del tabernaculo…
Claro que si solo hay ritos pero sin que estos obedezcan a eso que veneramos, creemos o apreciamos, entonces aquellos se vuelven cadenas «en nombre de Dios»
A los padres jóvenes les ofrezco un consejo: Mientras, desde el respeto y el amor, se alimenta «la conviccion» no tengan miedo a poner limites a las conductas de sus hijos, aunque les llamen «legalistas».
Maranatha
Hola Alejandra, excelente comentario. Aprecio mucho el punto de vista que estás exponiendo. Concuerdo con la pregunta de si los padres estaremos haciendo un buen trabajo con nuestros hijos. Nos contaste lo que has experimentado, ahora dejame contarte un poquito de lo que yo experimenté.
Soy hijo de pastores, nunca me dejaron ir a un baile ni a una fiesta, en casa nunca hubo un trago, una cerveza o o un cigarrillo. Nunca escuché palabras soeces de mis padres ni una pelea brusca. Mis hermanos y yo no podíamos llegar tarde a la casa y teníamos que ir a la iglesia.
Nunca vi nada de parte de ellos que me indujera al pecado o a una mala vida. Sin embargo la tuve, usé drogas e hice muchas cosas que no me fueron inculcadas por mis padres.
Mi respuesta a tu comentario, además de que lo aprecio, es que los extremos siempre son malos. Por otro lado, nunca podremos tener a nuestros hijos en una cápsula apartada de todo mal y de todo pecado. Ellos tienen que aprender a vivir en el mundo, pero a no pertenecer al mundo:
Jn. 17:11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo a ti vengo. Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en tu Nombre, para que sean una cosa, como también nosotros.
Jn. 17:15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
Una enseñanza equilibrada, abierta, sincera, sin legalismos, puede aportar más a la educación de un niño que una simple negativa. He visto que muchos padres no saben dar razones a sus hijos del por qué no deberían hacer tal o cual cosa, les imponen algunas reglas sin poder explicarlas o diciendo «porque yo lo digo» «porque es pecado» etc. Esto nunca ha funcionado, genera incredulidad.
Muchos saludos.
JP
Si no me equivoco, el legalismo es cuando creemos que seremos salvos por «obras», cuando hacemos o dejamos de hacer cosas creyendo que seremos salvos o buenos cristianos. Ese tipo de preguntas si es malo bailar, no tendrían razón de ser si todos experimentáramos una autentica relación con Dios, que caminaramos con Él como lo hizo Enoc, si escudriñáramos las escrituras con una auténtica hambre por conocer más a nuestro creador, si nuestro único deseo fuera agradar a Dios, vivir para darle a Él toda la gloria en todo lo que hacemos, agradecidos por su gracia y misericordia, de amarnos de tal manera de dar a su hijo unigénito, amarnos aunque no lo merezcamos.
Estuve y aún sigo en una iglesia «liberal» pero desde niña me gustaba y disfrutaba escudriñar las escrituras, memorizarla, etc., y fue así como pude ver mi vida a la luz de ellas, no a la luz de la cosmovisión del mundo o la cultura actual, sino a través de su Palabra, y al verme ahí, descubrirme pecadora (porque no lo sabía, ya que en la iglesia, si ibas y habías hecho una oración eras salva y podías hacer lo que quisieras, porque ya nadie te quitaba la salvación) pero creo que el Espíritu me trajo convicción de pecado, y sabes? fueron pecados muy profundos, que la mayoría de la gente pasa por alto, como la falta de amor (que es el primer y mayor mandamiento), me di cuenta que no amo a nadie, ni a Dios, y fue doloroso, de pasar días llorando, pero fue maravilloso ir a la cruz y recibir el perdón de Dios, saber que aunque soy una miserable (como dijo Pablo en Rom 7:24) Dios me amó y me salvó por gracia y cada día me santifica.
Y ahora sé que podría ser llamada legalista, porque he tomado decisiones algo contraculturales (por ejemplo, dejar un buen trabajo por dedicarme a cuidar a mis hijos en casa y atender a mi esposo (Tito 2:-5), nadie me lo pidió pero algo me quemaba por dentro, que no sentía nada de paz al estar trabajando y dejando a mis hijos, pero cuando decidí vivir a la luz de la palabra, de forma simple, me he sentido libre y profundamente en paz, y ahora si alguien me dice, que los tiempos han cambiado y que Dios quiere que las mujeres sean exitosas, yo les diré: En mi caso, me siento bastante exitosa cuidando de mis hijos guiándolos en el temor de Dios, enseñándoles la Palabra, viviendo no para mí, sino para la gloria de Dios, y si me dicen legalista, no me molesta, porque prefiero agradar a Dios antes que a los hombres y sí Él me mueve a hacer o no hacer algo, pues sólo obedeceré a Él aunque vaya contra la cultura evangélica actual…
Muchas gracias estimada Gaby por leer y responder a mi texto.
En realidad creo que estamos más de acuerdo de lo que pensamos. Aunque el concepto de «legalismo» va más tendiente a crear leyes que no son bíblicas y hacerlas parecer como si lo fueran. Pienso que dejar un trabajo por propia decisión para los fines que usted apunta, no tiene nada que ver con el legalismo, sino con una convicción sana.
Saludos.